A medida que los padres envejecen, son las hijas quienes suelen asumir la responsabilidad de su cuidado. Un fenómeno que se repite en casi todo el planeta y al que un estudio realizado por la Universidad de Princeton, en EE.UU., agrega nuevos datos: las hijas dedican en promedio más del doble de tiempo que los hijos varones a esta tarea.
Eso, siempre que ellos hagan algo, como precisa a El Mercurio Angelina Grigoryeva, autora de la investigación que es parte de su doctorado en Sociología y en la que utilizó información de más de 26 mil estadounidenses sobre 50 años.
Esta iniquidad de género es uno de los factores que destaca Grigoryeva: en los últimos 25 años, la responsabilidad compartida de la casa y de los hijos es un tema en el que se ha avanzado notoriamente, pero el cuidado de un adulto mayor sigue estando principalmente en manos femeninas. "Para los varones, el más importante predictor para hacerse cargo de sus padres es que no haya nadie más disponible para hacerlo", precisa. Es decir, ellos se "relajan" si hay una hermana en la familia, y le traspasan toda la responsabilidad.
Hay casos en los que la nuera es quien termina haciéndose cargo de los padres de su marido, como agrega Loreto Olavarría, psicóloga de la Corporación Profesional Alzheimer y otras Demencias, en donde trabajan con pacientes, familiares y cuidadores.
"Es un fenómeno que en Latinoamérica se da con más frecuencia que la que se puede ver en países como EE.UU. y Europa", precisa.
En Chile, un estudio realizado en 2013 por la doctora Andrea Slachevsky muestra que en el 75% de los casos son mujeres -hija, esposa o nuera- quienes asumen el cuidado del paciente con Alzheimer o alguna demencia.
María Teresa Garrido (43) es un ejemplo de ello. Su papá, de 88 años, tiene Alzheimer. "Yo vivía al frente, y de a poco me fui haciendo cargo. Cuando llegó a un estado más crítico, dejé mi trabajo y me dediqué solo a él". Aunque ahora está en una casa de reposo, no deja de visitarlo, y se cambió a vivir con su mamá (81), que quedó sola y con depresión. A ello debe sumar el cuidado de sus dos hijas pequeñas.
Sus dos hermanas la ayudan económicamente para pagar los gastos del papá, pero su hermano, el mayor de todos, no aporta nada. "Yo noto que se despreocupa, porque cuando estaba conmigo lo veía en buenas manos, y ahora está bien cuidado, pero eso tiene un costo", dice María Teresa, quien reconoce que esto ha afectado la relación entre los hermanos.
El rol materno asociado a la mujer es uno de los factores que pesan en esta realidad. "Social y culturalmente, la mujer es quien debe dar cuidados, desde pequeña. Los varones son excepciones, y lo hacen con dificultad, porque no es un rol al que están acostumbrados", comenta Loreto Olavarría.
Y las consecuencias de ello son muchas: debe renunciar o postergar sus otros roles, como madre, esposa o trabajadora, con un fuerte impacto en lo económico, social y emocional. "Numerosos estudios reportan efectos de salud negativos a nivel físico y mental en las cuidadoras, incluso una mayor tasa de mortalidad", dice Grigoryeva.
NOTA: El País
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